miércoles

Excusas mil

No importa cuales sean nuestras creencias ni hábitos religiosos, ni siquiera que seamos los más ateos de la ciudad, cuando una fiesta religiosa indica que hay que comprarse algo para estrenarlo ese día (como por ejemplo Domingo de Ramos), somos los primeros en hacerlo sin ningún tipo de complejo ni remordimiento moral. Y si hay que quedarse hasta las 3 de la mañana de pie, en séptima fila con el codo de la abuela que tienes al lado incrustado en tu zona lumbar y a 2 grados bajo cero para ver salir al Cristo del Santo Sepulcro se hace porque es tradición y punto (Amén).