domingo

¡Hasta las mechas y más arriba!

Totalmente verídico y la que diga que no lo ha vivido tal cual, es que está muerta y no lo sabe (como el pobro de Bruce Willis en El sexto sentido).


Vas a la pelu porque llevas ya el pelo un poco largo y necesitas que te lo desfilen para manejártelo mejor, porque con este calor, aunque te lo alises, te queda siempre como a Don Quijote de la Mancha.

- Holaaaaa, ¿Qué tal?

- Vengo a que me cortéis un poco.

- Ahhhhhhhh:¡Llevas las puntas fatal!, totalmente abiertas.

- ¿Si? No me había fijado

- ¿Usas la plancha, verdad?

- Si, claro.

- Abusáis mucho del secador.

- Ya, pero es que no te imaginas con el pelucón que me levanto por las mañanas.

- Mira, (te dice con actitud negociadora), vamos a hacer una cosa. ¿Cuántas veces te lavas el pelo a la semana?

- No sé, depende..., pero normalmente un día si, un día no.

- Bien, pues a partir de ahora, uno de los días que te lo laves, lo vamos a dejar que se seque al aire.

Se te atraganta el chicle y casi te tienen que hacer la maniobra de Heimlich porque te estás visualizando a ti misma en el espejo de tu casa y te das miedo. Logras mantener la calma y le dices:


- Ya, pero es que yo si no me seco el pelo con el secador no quepo en el ascensor y por las escaleras tengo mis dudas.

- Jajajaja, ¡qué exagerada eres! No será para tanto. ¿Te das todos los productos que te llevaste la vez pasada?

- Si,si, si, todos.

- Muy bien, ¿y que tal?

- Hombre, pues bien, pero es que claro, lo que antes me costaba media hora, ahora me lleva una hora enterita. Ya sabes, entre el sérum, la mascarilla y el líquido desenredante, se me va un rato largo. Y claro, al día siguiente ya me lo puedo lavar otra vez porque me lo noto como apelmazado.

- Pero eso es porque os echáis mucha cantidad.

- Ahhhhhhh

- Bueno, entonces ¿te corto las puntas, no?

- Si, si, pero sólo las puntas,¿eh? que nos conocemos y te pones a hablar, te emocionas con las tijeras y luego me dejas como a Fray Escoba.

- Jajajjajaa, como eres...¿te hago unas mechas para que te de luz a la cara? Es que el color lo llevas muy poco definido.

- ¿Si?, no sé....no me había hecho a la idea.

- ¿A que te ha dado el sol en la cabeza y no te has tapado el pelo?

- Si

- MALLLLLLLL

- Ya, pero es que ya sabes que el sol te da mientras caminas por la calle, y esta ciudad en verano es como el desierto del Gobi.

- Pues te cambias de acera y te vas por la sombra, porque si no pones de tu parte luego no me vengas con que el rubio te tira a rojizo y no te gusta,

Le miras y piensas, vale, pues nada, como ya de por sí llevo pocas cosas en el bolso, incluiré también un pañuelo para la cabeza y me lo pondré en plan Rogelia cuando vaya por el sol. Otra cosa más que tengo que acordarme de coger por las mañanas antes de ir al trabajo, que en vez de trabajar en una oficina parece que me voy a la isla de Perdidos.

Mientras estás toda divina con los papeles de plata en la cabeza y el casco del secador encima de tí, pasa la esteticista y te saluda. Lo primero que haces es taparte disimuladamente el granaco que te ha salido esta mañana en la barbilla (que vivan las hormonas y olé) pero te das cuenta de que es demasiado tarde: ya lo ha visto.

- Hola: ¿qué tal todo?

- Pues muy bien, aquí dentro del Apolo XI

- ¿Hace cuánto que no te haces una limpieza de cutis?

- Bufff, no sé muy bien, seis meses, creo (mientes descaradamente, pero es que no tienes tiempo material para hacerte una).

- Aquí en tu ficha pone que viniste hace un año justo. No me extraña que tengas tantos puntos negros y células muertas, por no hablar de eso- te dice señalándote el volcán de la barbilla.

- Ya pero es que estoy haciendo un curso después del trabajo y no tengo tiempo ni de respirar.

Te corta en plan motosierra y con cara de sotón del barajón te dice:

- Tú misma, pero es mejor que te la hagas antes de empezar a tomar el sol.

Tienes remordimientos y le contestas:

- Ya, bueno ¿qué día podríais cogerme a partir de las 19:00 ¿

- Uffff, a esa hora lo tenemos todo ocupado hasta el 2015, pero puedes venirte pasado mañana a las 10:00 de la mañana y así de paso te hago un peeling corporal que luego si no, te quejas de que se te enquistan los pelos.

Así que al día siguiente decides pedirle a tu jefa el viernes libre a cuenta de tus vacaciones porque no se puede ser tan dejada e ir con esas pintarracas por la vida. Y eso que tú esa mañana te habías visto bastante mona antes de salir de casa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y oye, si te quieres quemar el pelo todos los días...es tu elección....Qué si tuvieses parné seguro que ibas todos los días a la pelu...y...bien que aprovecharían para secártelo, alisártelo, hacerte la plancha plisada....y miles de mandangas...y entonces eso no sería malo para el pelo!!!!

Anónimo dijo...

Quiero raparme la cabeza! Dejar de teñirme! Quizá una peluca... Fijate que siempre he pensado que en la escuela de peluquería no tenían un módulo de psicología y humillación.
A ver a quien le toleras que te diga que llevas el pelo hecho unos zorros y se lo permites

Anónimo dijo...

Tienes razón...y no es sólo que lo toleres, sino que te resignas a lo que te dicen, te lo crees, te amohínas y encima ¡¡vuelves!!! Pero esta vez con miedo... a ver si has acertado con los productos y lo llevas medianamente bien...